Me gusta
escribir sobre las cosas que me gustan: compartir mi entusiasmo
por lo que voy descubriendo. Y cuando escribo sobre una película, un cuadro o
una tarde de noviembre lo hago convencido de que la experiencia estética es
accesible a todos y puede ser transmitida en el lenguaje más claro, y hace
mejor la vida de las personas. Pero la estética contiene una ética: el eje de una vida decente creo que
está en hacer lo mejor posible aquello que uno tiene que hacer, sea un
artículo, un guiso de judías, un cuadro, una hora de clase, una mesa, una
operación de urgencia. En el ámbito de la propia vida cotidiana cada uno tiene
posibilidades infinitas de hacer que el mundo sea un poco mejor o un poco peor.
A veces se me ha ocurrido llamar a eso microética.
Antonio Muñoz Molina
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