Ella estaba
en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino dos pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la
alcanzaré. ¿Para qué sirve la Utopía? Para eso sirve: para caminar (Eduardo Galeano).
Prólogo (Ernesto acude a visitar la tumba de su padre. El resto de la película será un continuo flash-back de recuerdos):
No sé por qué vuelvo, no tiene sentido volver, después
de ocho años
o casi nueve, volver a un lugar que ya no existe. Sigo haciendo cosas
sin pensarlo demasiado, sin medir las consecuencias. Más o menos como
vos. Las leyes de la genética no fallan, diría mamá. Cuando le dije que
venía me miró como si estuviera enfermo. Deformación profesional,
supongo, pero no hizo preguntas. Entendió menos cuando le dije que
volvía mañana, que ni siquiera me iba a quedar una noche. Entendió menos
o entendió TODO. Con la vieja nunca se sabe. Para qué voy a gastar “guita”, el
micro llega por la mañana temprano y se va a las diez de la noche. Tengo dos
horas de viaje hasta Buenos Aires para apolillar y casi todo el día para
pedalear unos cuantos kilómetros. Y tratar de saber por qué. Turista no soy,
los paisajes no me emocionan, de la gente conocida no queda casi nadie. Amigos,
ninguno. A lo mejor vengo nada más que para hablar un rato con vos, para
contarte algunas cosas que me pasaron. Para decirte lo que pienso hacer. Estoy
en una edad de mierda en la que te ves obligado a tomar decisiones.
No te preocupes, no vuelvo para saber quién es mi padre, ni para conocerte realmente. Ni para descubrir tus zonas oscuras. No va por ahí la cosa. Siempre fuiste un tipo transparente, sólido como una pared, pero transparente. Y si a veces no te entendía, no era culpa tuya. No era culpa mía tampoco, era demasiado chico para entender algunas cosas. Cuando empecé a entender las cosas de los mayores fue porqué sin darme cuenta había dejado de ser chico.
Epílogo:
En cuanto volvimos a Buenos Aires mamá enganchó un
laburo en un hospital. Trabaja demasiado y nos vemos poco. No es por la guita.
También trabajo y más o menos nos arreglamos. Yo creo que trabaja mucho para no
tener tiempo para pensar. Todavía le cuesta creer que vos no estés. Habla de
vos con bronca, como si el infarto hubiese sido culpa tuya. A mí a veces
también me da bronca no tenerte al lado para hablar con vos. A veces no hacéis
mucha falta, viejo. Después de que pasó lo tuyo en diez días liquidamos lo poco
que teníamos y nos fuimos a Buenos Aires. Yo terminé el Primario en un colegio
que tenía Secundario. Como vos querías. Las piedras todavía las tengo, pero no
me dio por ese lado. Me dio por la medicina… (Plano del padre de espaldas vuelto hacia el lugar).
Me gustaría que me dijeras cómo hace uno para saber
cuál es su lugar. Yo por ahora no lo tengo. (Plano del paisaje extenso e infinito del oeste de
Argentina donde se ha desarrollado la acción) Supongo que me voy a
dar cuenta cuando esté en un lugar y no me pueda ir. Supongo que es así. Ya va
a aparecer. Todavía tengo tiempo de encontrarlo.
FASCINACION...!
ResponderEliminarAmo los colibries...!