La semana
pasada recuperé en DVD una película que no pude ir a ver al cine. Había oído hablar de
ella, bien y mal. Ahora ya puedo opinar: Blancanieves, de Pablo Berger, es una
obra de arte. Si alguien todavía no la ha visto, si siente cierto reparo ante
una película muda, en blanco y negro, ambientada en los años 20, en Sevilla,
con flamencos, toreros, enanos…y todo ello inspirado en el popular cuento de los
Hermanos Grimm, desde aquí le pido que olvide sus recelos, se siente y disfrute
de la emoción que sin ninguna duda le provocará esta Blancanieves entre
expresionista y castiza, melodrama gótico con esencia andaluza. Aunque sea
muda, los actores, fantásticos sin excepción, hablan con la mirada. La fotografía
en blanco y negro proporciona imágenes que se quedan en la retina para siempre.
La música de Alfonso Villalonga, habitual colaborador de Isabel Coixet, siempre
en su justa proporción, aporta matices orquestales, cabareteros, folclóricos,
circenses…y, junto con las miradas y la dicción de los actores (cuyos diálogos
se entienden tan solo leyendo los labios), harían innecesaria la presencia de los intertítulos
(aunque estos añaden un adecuado sabor antiguo a la película).
Una delicia.
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