La mariposa y el colibrí.
jueves, 6 de febrero de 2014
Rubinstein
Ni mi admirado Ashkenazy, ni el elegantísimo Arrau. Nadie como Arthur Rubinstein para tocar los valses de Chopin. Flexibilidad, sentido rítmico y sutileza.
‹
›
Inicio
Ver versión web