“Alguien dijo
que desde el momento en que uno tiene vida interior, ya está llevando una doble
vida. Las palabras, como manadas de peces, pululan en nuestra cabeza y se
agolpan en las cuerdas vocales, pugnando por salir y por ser escuchadas por los
demás. Y, a veces, se pierden en ese camino entre la cabeza y la garganta. Esta
película trata de todas esas palabras perdidas, que durante mucho tiempo vagan
en un limbo de silencio (y malentendidos y errores y pasado y dolor) y un día
salen a borbotones y cuando empiezan a salir ya nada puede pararlas.” (Isabel
Coixet).
Hanna:
-Te han
dejado una buena cicatriz.
Josef:
-Sí,
¿verdad? Me han dicho que me quedará mejor de lo que parece. Que la enfermera
que me cuidó hizo un buen trabajo.
Hanna:
-Bien.
Josef:
-Han cerrado
la plataforma.
Hanna:
-¿Sí?
¿Adónde ha ido todo el mundo?
Josef:
-Nos han
ofrecido trabajo en Chile. Simón va a volver a intentar lo del restaurante.
Hanna:
-Chile…
Josef:
-Yo no sé
qué hacer todavía, lo estoy pensando.
Hanna:
-Bien.
Josef:
-Y… he
pensado que… bueno… en fin… que tú y yo… quizá podríamos ir a algún sitio uno
de estos días, hoy mismo… En fin, si no tienes otra cosa que hacer.
Hanna:
-No. Creo
que no va a ser posible.
Josef:
-¿Por qué
no?
Hanna:
-Porque
tengo miedo de que si vamos juntos tú y yo a un sitio uno de estos días, quizás
hoy no, quizá mañana tampoco… Sólo un día de repente… puede que empiece a
llorar y llore tanto, tanto, tanto, que nada ni nadie pueda pararme, y las
lágrimas llenen la habitación y me falte el aire y… y… te arrastre conmigo y
nos ahoguemos y…
Josef:
-Aprenderé a
nadar, Hanna, te lo prometo, aprenderé a nadar.